El Maestro y Bougival

Entre la jaula de las fieras y Bougival, me quedo en Bougival. Tarde de otoño en manga corta y en el sótano de la escuela, casi a modo clandestino, asisto a la masterclass (más bien tímido y preciso diálogo con alumnos) del Maestro y por primera vez estoy convencida de haber tomado el rumbo correcto: alejarme del academicismo y jugar. El Maestro explica la importancia del teatro de objetos en la formación del anti-ego del director o del actor (prefiero no hablar de destrucción del ego ni, de nada): cuando el canal de comunicació con el público está fuera de tu cuerpo, en un objeto, una marioneta, títere, puppet, el centro de tu yo está fuera de tí. Nadie queremos ser títeres, pero tratamos a nuestro cuerpo como la marioneta que encarna el ego que creamos para afrontarnos al vacío de la soledad. Pero el teatro es comunidad, no es necesario el egocentrismo para ser un individuo dentro de un grupo. No es necesario masificarse para ser grupo. Jugar. Eso sí. Confiar en la intuición e investigar.

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